domingo, diciembre 20, 2015

Tras los pasos de Juan Preciado









Esta entrada pertenece a la sección que he llamado Tras los pasos de… donde busco información sobre los lugares que se mencionan en la novelas que he leído. En este caso, será Pedro Páramo de Juan Rulfo.


Juan Preciado había prometido a su madre que iría a Comala a buscar a su padre, Pedro Páramo. Ya hablé de la novela antes comentando sobre mi lectura y las frases que subrayémientras leía. También marqué unos pocos sitios: Comala, por supuesto, Sayula y Contla. Las dos últimas se  mencionan al pasar ya que el escenario principal es todo el pueblo de Comala.

 

 

         Sobre Comala, alguien me dijo que era una ciudad inventada por el autor. Siempre los lugares son obra de la ficción, aún aquellos que existan en la realidad. Si bien la Comala de Rulfo es una construcción ficcional, no obstante podemos encontrarlo en aquellos pueblos mexicanos atravesados por la desigualdad y dominados bajo el poderío de unas pocas familias adineradas. Buscando en la aplicación de Google, StreetView, observé que hoy día hay una ciudad con el mismo nombre.

 


         Según explican en la web de MéxicoDesconocido, Juan Rulfo pensó en llamar a Comala como Tuxcacuesco, un pueblo de Jalisco. Creo que Comala es más recordable y con una pronunciación más musical.
        

Era ese tiempo de la canícula, cuando el aire de agosto sopla caliente, envenenado por el olor podrido de las saponarias.


         En la obra también se menciona a Sayula.





Al menos eso había visto en Sayula, todavía ayer, a esta misma hora.

Sayula es una de las ciudades más importantes de Jalisco. Su nombre proviene de un vocablo náhuatl: Tzaulan, que significa “lugar de moscas”.

 

 

         Fue ocupada por los españoles en 1521 y fundada en ese mismo año, como una ciudad para atraer a los “indígenas” a la conversión al cristianismo, lo que es lo mismo que decir, a doblegarse bajo la corona española. Ya se ha dicho mucho: primero la cruz y luego las armas. La ciudad fue planificada como eran en esa época y aún persisten en sus diseños fundacionales: una plaza grande y central, alrededor la iglesia, la casa de los gobernantes, calles trazadas desde la plaza central y en línea recta.



Por último, se hace mención de otro lugar: Contla.





Siempre lo hacía entrada la madrugada. Iba a platicar con su novia a un pueblo llamado Contla, algo lejos de aquí. Salía temprano y tardaba en volver. 



Al recorrer las calles con StreetView observé que varias casas estaban decoradas con guirnaldas, cintas y adornos en violeta y blanco. No es una costumbre en mi país pero en otros sitios es habitual señalar las festividades católicas de Pascua y Resurrección con esos dos colores, simbolizando el morado a la muerte y el blanco a la resurrección.


Un caballo pasó al galope donde se cruza la calle real con el camino de Contla. Nadie lo vio.





Me encantó el colorido de las casas, esos detalles que las hacen únicas: los moños tristes y negros sobre la puerta, las macetitas de colores, las paredes bajas pintadas de colores vivos. Quizás algún día pueda conocer Sayula. ¿Quién sabe?






Nota: las imágenes pertenecen a Google y fueron editadas por mí tan solo con motivos artísticos


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